Elvis, mi gatito lindo, mi vaquita, mi toretito, mi cola larga…eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Y eso que cuando
apareciste, ni siquiera te quería. Cuando llegué unas vacaciones a España, ahí estabas, con tu hermana Cruella. Acababan
de matar a vuestra madre y a vosotros os habían tirado a un contenedor de basura. Mi mami os recogió. Yo no quería ni
miraros porque había sufrido mucho con la muerte de mi perro. No quería encariñarme, y a ti elvis, que me perseguías por
toda la casa, te echaba de mi lado. Pero tú insistías y una noche te colaste en el cuarto de baño, te subiste a un taburete y …
Te lanzaste conmigo a la bañera!!! Y eso ya es historia.
Mi avión de vuelta a California salió al poco, pero esta vez, tú, con solo un par de meses, venías conmigo. Y una vez allá,
cambiaste mi vida porque cuando llegaba a casa, allí estabas tú, esperándome en la puerta, como un perrito. ¿Te acuerdas de Ringo?
El te educó. Pero como Ringo era un perro te convertiste en gato-perro. Cambiaste la casa, cambiaste mis días y me sacaste
una sonrisa permanente.
Nunca nos separábamos. Viajabas a mi lado en el avión cada vez que visitábamos España. Y cuando ya volvimos definitivamente,
seguiste a mi lado. Siempre fuiste un buen viajero. Te encantaba ir a la casa de Alicante, en tren, en coche, en lo que fuera.
Viste el mar, paseaste por la playa, te subiste a los árboles de los jardines como una panterita. Me hacías tan feliz.
Cuando recogimos a Ness, el perro bola de algodón que encontramos en Barcelona, le aceptaste desde el primer momento y
compartiste nuestra cama con él. Ahora ya viajábamos tres. Y la familia siguió aumentando. Cuando nos trasladamos a Madrid,
seguiste aceptando intrusos. Aceptaste a gatito Killer, aceptaste a gatita Cocó, a gatito Lemmy, a gatito Kiz y a gatita Blondie.
A perrito Bambi se lo hiciste pasar un poco mal, pero solo fuero unos días. Entonces tú ya estabas enfermito y mayor y todos
sabemos que Bambi es un payaso agotador. Impagables esas imágenes que siempre guardaré conmigo: mi pequeño Elvis
persiguiendo al trote a Bambi, un perro de caza que es 10 veces tú.
Hasta aceptaste a mi novio, eso si, no sin antes mearle y vomitarle la cama porque tu siempre dejabas las cosas claras.
Pero pronto bajaste la guardia y le adoptaste como papi., tu Daddy. Te subías en sus piernas y te quedabas dormido con tus
patitas larguísimas estiradas, eras el único que aguantaba estoico sus sesiones de guitarra y te encantaba subirte a su hombro y
pasear por toda la casa colgado como un lorito.
Aceptaste todos los cambios de residencia, de país, de ciudad. Aceptaste a todos mis amigos y nuestras fiestas en casa, en tu casa,
hasta el amanecer. Aceptaste nuestro rock ’n’ roll a todo volumen… porque tu Elvis eras el rock ’n’ roll. Eras el rey del rock ’n’ roll.
Y te hiciste querer, y sé que todos mis amigos comprenderán como me siento porque todos los que te conocieron saben que he
perdido a la cosita más grande del mundo. Eras el patriarca y tus deseos eran órdenes. Todos te respetaban y todos te admiraban.
Eras taaan guapo, tan elegante, tan alto! Tu mirada era única. Con tus ojos de plato nos hablabas y nos dejabas claro lo que
querías y lo que no y cuando no obedecíamos rápidamente asentabas tu petición con un berrido aplastante.
Desde la foto que tengo a mi lado, me saludas con tus orejitas de batman, tu naricita manchada y tu boquita de piñón. Que guapo!
Que bueno! Como te echo de menos mi bebito Elvis. Ya nos estás a mi lado pero se que estás conmigo. Nunca me abandonarás
porque sabes que te necesito. Has aguantado lo imposible. Tu enfermedad debió haberte matado hace años pero tu eras el más fuerte.
Luchaste como un campeón. Dejaste con la boca abierta a los veterinarios, superaste un edema bestial y un encharcamiento de pulmones.
Con tu ya menos de un kilo de peso seguías imparable, pidiendo que te cambiásemos el agüita, pidiendo más y más comida, dándome
con tu cabecita para que me levantase de la cama. Querías aprovecharnos hasta el último minuto.
Pero aunque eras un milagro con patitas y bigotes, también sé que estabas cansado. Yo lo he intentado todo. Estos los últimos dos
años te he dedicado la vida entera. Daddy y yo te hemos hecho mil pruebas en el veterinario, nos hemos sentado en el suelo por no
molestarte mientras dormías en el sofá y en la cama, hemos dormido hechos un 8 para no despertarte. Te hemos comprado toda
clase de comidas, te he cortado con mis propias maños ese asqueroso hígado crudo que te gustaba y has comido más gambas que un pachá.
Eras tan bueno que hasta cuando te fuiste, lo hiciste sin molestar. Sabes que yo quería estar a tu lado en ese momento. Tenía que
haberlo estado. Pero te fuiste mientras yo dormía. Nunca me perdonaré no haber estado contigo más tiempo cuando llegué a casa
la noche anterior. Estaba tan cansada. Te puse uña latita y me fui a dormir. Debería haberme quedado contigo. Tú querías que
estuviésemos a tu lado cuando comías. Y yo me fui a la cama. ¡¡Gran zorra, te fuiste a la cama!!! Perdí esos últimos minutos a tu lado.
Los últimos que te quedaban. Me lo merezco por hijadeputa!!!
Y cuando me desperté y vi que no estabas a mi lado, lo supe. supe que tus fuerzas se habían acabado, que tu corazoncito no podía más.
Y ahí estabas, tumbadito al lado del sofá, con tu carita linda, tus orejitas puntiagudas y la mirada que nos ponías cuando nos mirabas
desde el escalón del salón. ¡Mierda! Y ya estabas casi frío. Te abracé, te hablé, de besé pero tu colita ya no se movía. Nunca más
íbamos a poder decirte: “vaquiiiita”, “la colaaaa”, “la cola de la vaca”. Nunca más podremos volver a escuchar tu ronroneo, más bestia
que el motor de una harley, nunca volveré a despertarme con tus cabezazos, ni a tocar el pelo de seda de tu barriguita.
Has sido el gato más feliz que nadie pueda imaginar, te hemos querido más que la mayoría de madres quieren a sus mocosos,
yo te he querido más que a mi misma. La vida nunca será igual sin ti. Elvisito, ahora duermes muy cerca de nosotros.
Daddy te hizo tu nueva camita con sus propias manos. Y como él dice, has sido un privilegiado hasta en eso.
A nosotros nos enterrará algún capullo en una mierda de cementerio y muy posiblemente al lado de algún malnacido.
Tu ahora descansas en un sitio precioso, todo para ti. Oirás cantar a los pájaros todos los días, te visitarán los conejitos
y olerás las flores en primavera. Daddy, Mami, Ness y Bambi van a ir a visitarte a menudo. Blondie se acuerda mucho de ti
y hoy al volver a casa tras ir a verte, le ha estado oliendo a Bambi un buen rato. Seguro que a través del olor de la tierra,
le has contado muchas cosas.
Elvis, ahora tienes tres casas: la nuestra que siempre será tuya, la de tu pequeño paraíso rodeado de árboles y animalitos y la que
vas a compartir con todos los pequeñajos que ya se han ido. Seguro que tus amiguitos Spike, Dris y Ringo, la cobayitas Kenny, Lemmy,
Ramona y Sheena, y la chinchilla Lux ya te han hecho una fiesta de bienvenida. Yo creo que vuestro dios debe ser un oso, grande y bueno.
No te olvides de decirle que te gustan mucho las fresas y las mandarinas y que no puedes beber del mismo agua dos veces
Elvis te queremos. Si ves al Ito por ahí, le dices que también le quiero. Se que me lleva años protegiendo igual que ahora lo vas a hacer tú.
Cuídate mucho mi niño. Nunca te olvidaremos.
Mamá Silvixxx, Daddy Hellcat y tus primitos Ness, Bambi, Blondie, Lemmy, Cocó, Killer y Kiz